Estimada Susana:

Fuentes del ejército me comentan que en un teatro de guerra, el oficial al mando de una estación de combate (el del papeleo) no necesariamente sabe del accionar ni tiene comunicación con el "oficial ejecutivo" (el que patrulla y combate). Sí, es un disparate, pero desde luego es un covenant de los manuales de inteligencia de las Fuerzas Armadas durante la guerra interna, según me comentan. Como sea, esta normativa provocó en los 80 y 90 que muchos oficiales al mando no supieran qué diablos hacían sus subordinados o "iguales" en graduación: si éstos quemaban niños vivos como lo hecho por el comandante de la Marina de Guerra Andrés Egocheaga Salazar en el caso Pomatanta, donde en 1995 empapó de gasolina a un joven de 17 años en Ucayali y le prendió fuego, el superior o su par en el comando "ni idea".  De momento, ello dice el "manual".

Bien, este argumento puede proyectar una luz (o una buena coartada) al lo presuntamente hecho por Daniel Urresti en Castropampa, Ayacucho cuando el periodista Hugo Bustíos fue asesinado en noviembre de 1988. Lo que no lo exime, desde luego, de ser sujeto y objeto de investigación por este crimen. Sobre todo en la acusación que lo imputa también como presunto violador de Isabel Rodríguez Chipana.

Todo ello lo he cruzado con mis fuentes del ejército Susana, oficiales honestos; que no obstante ejercer cierto espíritu de cuerpo con sus compañeros imputados por delitos contra los derechos humanos en tiempos de guerra antisubversiva, no dejan de reconocer que si el río suena es porque trae piedras.

"Existen acusaciones falsas por esta operativa en las zonas de emergencia, donde oficiales al mando (ya sean de enlace o inteligencia) no tenían conocimiento de lo que hacía el oficial ejecutivo, es decir, el combatiente. Pero, la experiencia nos cuenta que ocho de cada diez casos de sospecha son ciertos. No seamos ingenuos", me explica un coronel de caballería en retiro, que no desea ser nombrado y quien estuvo en zona de emergencia y en el VRAEM. Avala a este coronel, que vive de su pensión y no tiene mancha alguna en el uniforme.

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El mensaje final para usted Susana es: si el sujeto tiene cola, ladra, se rasca las pulgas, es mordelón, bota espuma por el hocico y es bully ¿es o no un perro rabioso? Es más, usted Susana ¿pasearía con él?

Entonces Susana, le recomiendo que dude, que sospeche

La sospecha ahora no es un lujo manido señora, es un derecho y hoy más que nunca, es una torre que bien vale una Misa. Parafraseando al matemático español José Luis Serrano: Se lo debemos a los muertos en las zonas de emergencia, a las mujeres violadas, a los fantasmas de las fosas comunes, a sus padres, madres, hijos e hijas, a los torturados, a las asesinadas, a los insultados, a los marginados, a los oprimidos, a los olvidados. 

Susana, nada nos debe a nosotros, que nos ilusionamos con usted y el cambio que traía en sus manos. Se los debe a ellos, a los muertos.

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Foto de portada: Hugo Bustíos en captura de La República, haciendo su trabajo, trabajo por el que fue asesinado.


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