Él es un hombre muy dinámico, me citó temprano en su despacho porque venía de montar bicicleta. Ingrese somnoliento a una cómoda sala de reuniones del estudio de abogados y de asesoría tributaria que él dirige y de inmediato desperté cuando entró con plumones y mota en mano, acercándose a la pizarra acrílica para dibujar la operativa del mercado de servicios offshore.  

Implicancias legales; confusión que generó entre el público la legitimidad o transgresión de este tipo de operaciones; número de usuarios peruanos que detentan cuentas overseas en Panamá a través del bufete “facilitador” Mossack Fonseca; regulación de instituciones locales que manejan portafolios offshore; y probable guerra de mercados de paraísos fiscales fueron los temas clave tratados con Verona.

Todos tópicos que profundizaremos a través de la reproducción de esta conversación. Veamos.

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Cuando se hizo de dominio público los documentos de Mossack Fonseca, el presidente Barack Obama salió de inmediato a decir que el problema de las offshore es que no sean ilegales, el problema es que son legales. ¿Cuál es tu reflexión?

Las offshore son legales. El riesgo de tener una (cuenta) offshore es reputacional. Que es el riesgo de que mi producto o servicio deje de ser consumido porque la reputación de mi marca o la imagen no están a la altura de lo que el consumidor considera “bueno” (como por ejemplo no evadir impuestos). Mira lo que pasó con Starbucks. La gente sabía que esta cadena de franquicias tenía su plata en Luxemburgo (ello fue antes de los Panamá Papers) y las autoridades europeas sancionaron a Starbucks diciéndole que por esa elusión tributaria Luxemburgo tiene que cobrarle una sobretasa. En este caso, la cadena se expuso a un riesgo reputacional; pero aun así, nadie dejó de comprarle café.


En esa línea y como ejemplo, el chef peruano Rafael Osterling es accionista de dos sociedades matriculadas en Panamá y bajo la asesoría de Mossack Fonseca. ¿Él también sería vulnerable a este riesgo reputacional?

Sí, puede ser riesgo reputacional para él y su marca. No obstante, este riesgo en el Perú es un riesgo de consumo tan sólo. En cambio, en Estados Unidos y en Europa es un riesgo accionario porque allá por un tema de reputación, tu acción de US$18 se puede ir a US$1.8 en dos días. Acá no tenemos una bolsa de valores desarrollada, pero sí es innegable que cuando sale un tema que atañe socialmente a tu marca, puede afectar a ésta. 

rafael osterling: lúdico chef nos recuerda que legalidad de offshore no le preocupa. foto: revista somos, 16 de abril del 2016.


A propósito de la dimensión económica y fiscal de las cuentas offshore, ¿existe manera de comparar el patrimonio de los –según Ojo Público- 250 registros locales tenedores de cuentas en Panamá Papers respecto a –por ejemplo- lo que significa ese monto total en escuelas, postas médicas, caminos, puentes y en general pequeña inversión en infraestructura pública?

Yo no estoy de acuerdo con esa comparación, esa noticia e información es falsa, es tendenciosa. No tiene nada que ver porque toda trasnacional por ejemplo tiene (cuentas) offshore. No hay forma de hacer negocios en el extranjero sin una offshore, es decir, desmitifiquemos la offshore pues tener una no es ilegal. ¿Cuál es el límite? Te lo explico así: tú te compras un Volskwagen y éste te sirve para transportar cuatro personas tanto como para atropellar y matar otras. Igual la offshore, ésta sirve para depositar y proteger activos financieros. ¿También sirve para proteger dinero de la corrupción? Sí. En un banco local, puedes depositar cuatro millones de soles de la venta de un terreno o el mismo monto producto de una extorsión. La diferencia es que en el primer caso, el comprador del terreno hace una transferencia cuenta a cuenta y no enciende las alarmas para que se informe esa alerta de un probable lavado de activos a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Superintendencia.


¿Cuál es el problema con las offshore entonces?

Que no se pueden controlar. Están fuera de tus fronteras. Para el caso de los Panamá Papers, ninguna reguladora impositiva del mundo tiene acceso a esas cuentas. La única: la “Sunat” panameña. Y ojo, que no son 250 offshore peruanas. Son 70 mil.

¿Setenta mil?

En Panamá hay 4,800 estudios de abogados que asesoran cuentas extranjeras. Tú has “agarrado” a uno tan sólo: Mossak Fonseca. El cálculo que manejamos es de 70 mil offshore de peruanos allá. 


Entonces, ese ejercicio de comparar lo que tienen en patrimonio los 250 tenedores locales versus una partida de gasto de capital en obras en el Perú es banal…

Sí, porque ahí hay de todo, perro, pericote y gato. Lo dicho: es tendencioso y además, son tan sólo 250.


No hay forma de hacer negocios en el extranjero sin una offshore, es decir, desmitifiquemos la offshore pues tener una no es ilegal...

Existe una lectura por parte de economistas liberales que consideran como aberración que un Estado no permita a sus ciudadanos sacar sus ahorros del país para ser llevados a economías más “protectoras”. ¿Estás de acuerdo?

Sí. Es parte del liberalismo puro que te dicta dónde quieres vivir o trabajar. O mejor: dónde quieres guardar tu dinero. Y ello no es fuga de capitales porque si las reglas de juego en tu economía cambian o ésta colapsa y si tienes ahorros en el –por ejemplo- Banco de Crédito ¿no los puedo enviar al Standard Chartered Bank en Hong Kong? Por supuesto que puedo. ¿Por qué no podría? ¿Eso es fuga de capitales? No lo es, lo mío es ahorro y hay una gran diferencia entre ahorros y capital de trabajo que traigo, aprovecho y por el que gano un beneficio tributario o momentáneo. 

foto: twitter  j.r. rallo (pública).

En el Perú, existe banca privada que ofrece productos offshore; lo mismo oficinas de representación de banca “alta” extranjera y bróker independientes. ¿Cómo controlo a estos dos últimos?

Ninguna oficina de representación o bróker tiene implicancia local en la medida que no haga negocios en el Perú. Puedo ser representante del JP Morgan y ofrecerte un punto más por tus ahorros, cerramos y enviamos la plata a JP Morgan Nueva York. Ahí, no estoy haciendo localmente ningún negocio y por lo tanto, no hay forma de fiscalizar ello.


El cálculo que manejamos es de 70 mil offshore de peruanos allá.

¿Y eso va a seguir operando así? ¿Quiere decir que lo sucedido con Panamá Papers no va a trascender más allá de los 11.5 millones de documentos, sacando por ahí a un personaje vinculado con el tráfico de drogas, minería ilegal o lavado de activos por parte de un político?

No, yo creo que sí va a tener mucha trascendencia. Sobre todo, en el sentido de que el mercado financiero que tenía Panamá ya no lo va a tener; pienso que este mercado se va a quedar en Islas Vírgenes bajo protección del Reino Unido, va a quedarse en Delaware bajo la protección del gobierno federal de los Estados Unidos, va a quedarse en Tel Aviv bajo protección del Estado de Israel. La consecuencia es muy grave porque la industria de offshore tiene más de 50 años a nivel mundial y es un mercado establecido en Panamá; se acabó el secreto bancario en Panamá, se acabó la reserva tributaria, la reserva financiera. Panamá se puso como reto hace 60 años ser la “capital de las offshore” en el mundo y quitarle ello a Nueva York; y lo logró. Nuevamente se trató de un riesgo reputacional: Panamá antes tenía una reputación de ser una plaza segura, reputación que ya perdió. El mapa de la industria de offshore se va a redibujar. No va a ser el mismo porque Panamá ya no ofrece seguridad. Sin embargo, siempre vamos a tener personas que optan por un modelo de offshore y éste lo va a seguir utilizando pero en aquellos países que les son coherentes.

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[Foto de portada: Abelardo Delgado]

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